martes, 13 de octubre de 2009

Noticias del ayer, Extra!, Extra!!!

Clarín propagandista de la dictadura:



A continuación la transcripción de un "artículo periodístico" publicado el jueves 1 de diciembre de 1977:

Diálogo con extremistas que se entregaron voluntariamente
La ardua recuperación

Invitado por el Comando en jefe del Ejército, un grupo de periodistas pudo apreciar, en la víspera, cómo viven en la actualidad ex integrantes de células subversivas que se presentaron espontáneamente a las autoridades militares. Los hombres de prensa observaron las instalaciones donde se encuentran alojados e, incluso, pudieron dialogar con algunos jóvenes.

Un grupo de periodistas tuvo oportunidad de ponerse en contacto directo con integrantes de un núcleo subversivo, que habiéndose entregado espontáneamente a las autoridades, se beneficiaron con la reducción de un tercio de sus penas.
Los hombres de prensa -invitados por el Comando en Jefe del Ejército- pudieron apreciar lo que se calificó como "experiencia única en los países que luchan contra la subversión, destinada a hacer posible que quienes se equivocaron puedan rehacer sus vidas".
Por elementales razones de seguridad, no pueden suministrar detalles sobre la ubicación del establecimiento de detención, ni dar ningún dato que pueda conducir a la identidad de los entrevistados.

-El ambiente
Los detenidos se encuentran alojados en una construcción blanca, de techo a dos aguas de unos 30 o 40 metros de longitud, rodeada por jardines con césped y dividida en un salón de estar, con televisión, dormitorios separados para hombres y mujeres, y un salón comedor.
Todo está amueblado con sobriedad y buen gusto. La decoración es en colores claros, con cuadros en las paredes, sin que nada evoque la cárcel.
En un dormitorio -compartido por dos reclusas con sus hijos- un bebé de unos ocho meses recibe con curiosidad a los periodistas desde su cuna.

-Los porqués
¿Por qué se entra en un grupo subversivo?
Dos muchachos y dos mujeres dialogaron con el periodista sobre el tema.
En primer término, fueron unánimes en el sentido de que cuestiones de orden afectivo, juegan un papel primordial. Esto involucra una falta de comunicación, de alejamiento, entre el futuro subversivo y su familia.
Los elementos de las bandas dedicados a la captación de nuevos adeptos, les ofrecen, a su manera, una oportunidad de revalorizarse como personas. Sienten que sus iniciativas son acogidas con simpatía, analizadas seriamente, que gozan de una aparente consideración y de una estrecha camaradería, elementos todos particularmente apreciados por los jóvenes y adolescentes.
"Creíamos que habíamos descubierto al hombre nuevo, despojado de egoísmos y defectos", dice uno de los muchachos. "Pero paulatinamente nos dimos cuenta de que todo era teoría, que en la práctica los dirigentes mandaban sin tener en cuenta nuestras objeciones, encontrando siempre argumentos para desvirtuar las evidencias que nos daba la realidad".
Luego de la primera etapa de acercamiento, se produce otra de intensivo adoctrinamiento a cargo de jóvenes instructores y una vez dentro de la subversión, se forman vínculos de pareja -en el que siempre uno de los miembros está más comprometido que el otro- lo que refuerza más la sujeción a la banda.

-El abandono
De acuerdo con los reclusos, los factores de orden afectivo juegan también un papel importante en la decisión de abandonar la acción subversiva. Este elemento se conjuga con otros, no menos importantes, como la desilusión, respecto de dirigentes que abandonan el país. "Hablamos todo el tiempo de eso y las justificaciones de orden político que nos daban no nos satisfacían", dice uno de los jóvenes.
Asimismo, la intensificación de la contraofensiva de las fuerzas legales, los fuertes golpes asestados a las estructuras de la subversión, terminaban de dejar a sus miembros a la deriva, librados a sí mismos. "Las condiciones habían cambiado radicalmente y nuestros dirigentes no habían sido capaces de preverlo -dice uno de nuestros interlocutores- se llegó a una actitud suicida, producto de la inmadurez".
Una joven, que tiene en su regazo a su bebé que todo el tiempo intenta jugar con el bolígrafo de uno de los cronistas, dice serena, pero con un dejo de pasión: "también abandonamos porque el fin más noble se ve ensuciado por los medios. Además yo había perdido mucho y no quería convertirme en una asesina, porque no había coherencia en lo que se había tratado de hacer"
"Aprendí a revalorizar la actitud de mi familia, de la que me había convertido en una fuente de preocupaciones y angustias", afirma otra de las reclusas que recién acaba de llegar a ese lugar de detención.

-Cómo hicieron
Algunos de los detenidos se presentaron a las unidades militares acompañados por sus padres, otros lo hicieron solos, pero tenían un rasgo común: ignoraban el ofrecimiento hecho de aplicarles el art. 210 quater del Código Penal, viendo así reducidas sus penas a un tercio, por la presentación espontánea.
"Teníamos muchos temores, pero nunca esperamos que el trato fuera tan correcto", dice una joven que se encuentra en avanzado estado de gravidez. "En la unidad militar en que me presenté, me prestaron todo el tiempo asistencia médica y los ciudados que requería mi estado. Y justamente me había entregado por lo que más me importaba que era la vida de mi hijo".
"No lo podía creer, el trato fue de lo más correcto", dice otra de las reclusas, que se presentó en un destacamiento policial.
Todos señalaron que el trámite de presentación ante un Consejo de Guerra Estable se desarrolló bastante rápido. Los procedimientos de justicia militar fueron calificados como "correctos y objetivos" e incluso tuvieron en algunos casos conceptos de elogios para sus defensores.
Del diálogo se desprendió asimismo que la coerción ejercida por los jefes sobre sus miembros variaba de acuerdo con la importancia de éste en la militancia. Los de primera línea, naturalmente, no pueden desertar. Los otros afirman que estimaban que hubieran podido explicar su caso a los dirigentes, pero ninguno lo hizo.
"Yo ni siquiera intenté discutir la cuestión con otros del grupo", dice brevemente uno de los muchachos.
Pero de la conversación se desprende que, una vez en la clandestinidad, el subversivo depende enteramente de la banda para sobrevivir. Esta le da dinero, documentos, refugios. No puede prescindir de ella y está sometido además a estríctos controles "Por su seguridad".

-El apoyo popular
Todos fueron conscientes de que el extremismo gozó de un cierto grado de aceptación popular entre 1973 y 1975. En esa época el grupo operaba con una etiqueta seudoperonista había logrado infiltrarse prácticamente en todos los estamentos del Estado, dice uno de los jóvenes.
Pero, a principios de 1975, la intensificación de la lucha armada no solo produjo indiferencia, sino malestar en el pueblo. Y el extremismo siguió con su violencia "inercial", sin poder ofrecer una respuesta política.
"Finalmente -dice nuestro interlocutor- esto hizo que la opinión pública se volcase hacia las Fuerzas Armadas".
"Mucha sangre se ha derramado. Lo peor es que sin ninguna posibilidad de encontrar soluciones para el país. Si algo queremos decirles a quienes continuan en la clandestinidad, con una amenaza permanente para sus vidas, es que piensen en sus hijos y sigan nuestro camino, entregándose", es el mensaje final de los entrevistados.

-El régimen
Esta experiencia se realiza con el directo apoyo de un equipo interdisciplinario, compuesto por médicos, sicólogos, asistentes sociales, abogados que prestab asistencia a los detenidos y tratan de resolver sus problemas y el de sus familias.
Los reclusos fueron unánimes en un punto: en ningún momento fueron sometidos a ningún tipo de adoctrinamiento político, o de "reeducación" en ese sentido. Simplemente se les ayuda a comprender las causas de su actitud y la raíz de sus errores.
Pueden dedicarse a los deportes, practicar oficios, disponer de una amplia biblioteca y de la facilidad de adquirir libros por medio de sus familiares que los visitan regularmente.
"Estamos aquí para terminar con una clase de vida y empezar otra -nos dice una de las jóvenes- Dejamos atrás lo que era un verdadero tormento de temor e inseguridad y encontramos una respuesta positiva. Trataremos de seguir adelante".

1 comentario:

  1. Se entiende, le hacían creer a la gente que los detenidos la estaban pasando bien, que comprendían que habían cometido un error y sus familiares cooperaban, claro, quién iba a desconfiar del "gran diario argentino"...

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